Chiclana de la Frontera, en Cádiz, es arte, flamenco, playa y su ancestral historia de pescadores y almadraba que pone su cautivo sabor en la mesa de quien quiera arrimarse.
Visitarla es sentirla, recordarla y desearla.
Chiclana es la tierra gaditanísima del vino y el buen comer, historia del fino apalillao, del qué hace quillo, del tate quieto y la alegria contenida.